David estaba en verdad arrepentido de su adulterio con Betsabé y de asesinar a su esposo para cubrir este pecado. Sabía que sus acciones dañaron a mucha gente. Sin embargo, debido a que se arrepintió, Dios lo perdono misericordiosamente. ¡Ningún pecado es demasiado grande para que no reciba perdón! ¿Siente que nunca podrá acercarse a Dios porque ha hecho algo terrible? Dios puede perdonarlo de cualquier pecado y lo hará. Sin embargo, aunque Dios nos perdona, no borra las consecuencias naturales de nuestro pecado. La vida y la familia de David nunca fueron las mismas como consecuencia de lo que hizo [2 Samuel 12:1-23].
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